A LA CONQUISTA DE LA FELICIDAD

Hombre feliz

Si bien desde el origen de los tiempos pensadores y científicos se han lanzado a la conquista de la felicidad, en los últimos años esta búsqueda se ha intensificado notablemente. Son innumerables las publicaciones en las librerías sobre este tema así como los cursos y talleres organizados sobre psicología positiva.
Dice Mihaly Csikszentmihalyi, profesor de psicología de la Universidad de Claremont, California, en su libro “Fluir, una psicología de la felicidad” que la raíz del descontento en el ser humano es que la Tierra es un lugar lleno de trampas que pueden saltar en cualquier momento. Se trata, según afirma, de un planeta donde nada puede darse por seguro: durante millones de años los animales salvajes primero, y luego las enfermedades y las guerras, han amenazado nuestra existencia. Y eso que en el momento en que escribió su libro este profesor no contaba con las últimas crisis económicas y políticas, ni mucho menos con la irrupción del último coronavirus.
Con todo esto, crisis, enfermedades y guerras, ¿es posible ser feliz? Parece ser que sí, tanto como que sabemos que dos personas enfrentadas a un mismo problema pueden sentirlo de distinta manera, y que todos hemos observado estas diferencias a nuestro alrededor. Una actitud es la forma en la que un individuo se adapta de forma activa a su entorno y es la consecuencia de un proceso cognitivo, afectivo y conductual. A partir de la experiencia, las personas adquieren una cierta predisposición que les permite responder ante los estímulos.
Un estudio de la Universidad de Minnesota examinó a 4.000 parejas de gemelos para concluir que la genética es responsable de buena parte de esta actitud positiva, donde alrededor del 50% de nuestra capacidad para ser felices se hereda de los padres. Sin embargo, cualquier persona puede mejorar esta capacidad, trabajando sobre factores internos como el optimismo y la serenidad, la gratitud y el perdón, o el disfrute y la creatividad.
Y es que la serenidad ya ha sido defendida en multitud de ocasiones como el ingrediente fundamental de la felicidad: desde los monjes tibetanos, quienes llevan más tiempo dedicados a la búsqueda de la felicidad duradera, hasta los científicos que defienden la química de las endorfinas que nos ocasionan placer.
El sentimiento de felicidad aparece cuando las cosas fluyen, un fluir desde la serenidad. La felicidad depende de la experiencia, y la experiencia depende de lo que se hace. Si no tienes experiencias, no hay flujo.
Entonces, para ser feliz, ¿hay que hacer?

Felicidad=Amor+Deseos
Aristóteles decía que la felicidad es una actividad, no un estado. Bertrand Russell añadía: “La felicidad es una búsqueda. Se deben eliminar las pasiones egocéntricas (la envidia, el miedo, la conciencia del pecado) y reforzar los que impulsan hacia fuera de sí mismo: ser feliz es ser ciudadano del universo. Cuantas más cosas interesan a alguien más oportunidades de felicidad tendrá”.


Mi definición favorita, tal vez porque aúna ambas ideas, serenidad y actividad-búsqueda, es la que sigue (pertenece a Jorge Bucay):
La felicidad es serenidad, se consigue al encaminarse a una meta. Ser feliz no quiere decir necesariamente estar disfrutando, sino vivir la serenidad que me da el saber que estoy en el camino correcto hacia algo placentero, disfrutable, hacia algo que tiene sentido para mí.
Recomendaciones para ser feliz (algunas cosas que necesitas hacer):
1. Ponte en marcha, si no estás activo la felicidad no te va a venir.
2. Elije tu camino hacia lo que tiene sentido para ti: tus deseos. Lo que hace feliz a una persona puede no hacerlo a otra.
Un buen número de personas son felices cuando en su trabajo se enfrentan a una actividad que para ellas tenga sentido, pues se ven inmersas en ese flujo. Y en el tiempo de ocio, los deportes, la música o incluso conducir producen el estado de flujo. Según Csikszentmihalyi, este estado nos es familiar desde nuestra infancia porque está asociado al juego. Cuando te quedábas absorto durante horas con un libro, un juego de construcciones, un videojuego o creando una representación con tus muñecas favoritas, estabas en este estado de flujo. Pasaban las horas sin darte cuenta, el mundo desaparecía y solo existía la tarea y tú.

¹Muchos recordarán el anuncio de televisión en que un conductor feliz disfrutaba con el flujo visual del paisaje mientras mecía su brazo a través de la brisa (otro flujo) y cuyo eslogan era “¿te gusta conducir?”

3. En lo posible elimina aquellos estímulos y distracciones que no te interesen. A medida que nos hacemos adultos los estados de flujo son cada vez más infrecuentes pues en la sociedad actual estamos sometidos a constantes estímulos y distracciones. Discrimina de cuáles puedes prescindir para conectar con la tarea que sí te interesa y así participar plenamente y disfrutar del proceso de actividad.
4. Una vez has escrito el guión de tu vida, conviértete en el director de tu propia película (te guste o no lo que se está filmando en ella).
5. No dudes de que eres capaz de ser feliz, confía en tu capacidad, tus recursos y posibilidades. Una parte muy importante del flujo es que las habilidades o las destrezas están en equilibrio con el reto de lo que se tiene que hacer.
6. Deja atrás lo que no te sirve, la envidia, el miedo, la culpa, y ama. Ámate a ti mismo y rodéate de gente a la que amar.

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Be happy: Un pequeño videolibro que te puede ayudar a ser feliz: